jueves, 12 de junio de 2014

Trece Veces

Desde el este, se ven tres peces que entretejen redes de estrés. Redes que emprenden entre rebeldes “dependes”. Redes emergentes. Redes enclenques.

De repente te pensé en ese pez, el verde, ese que emerge del edén de degeneres. El breve mes de dementes que yerguen precedentes. 

Que regreses, que me esperes, que me enseñes el vehemente ser que eres. Que te expreses, que te eleves, que celebres el referente de tenerte en mente. Que te dejes querer.

Eres regente de seres que te pertenecen, rehenes que te ceden entremeses. Seres reverentes, que te embellecen; seres que te den té, debes tener trece. 

Ve, entretente en extender ese vergel, ve en temple, en vez de temer el revés del ser.

El repelente del presente te estremece, sé que temes envejecer. Pretendes enternecer.

Eres creyente del menester del ser, crees que se debe crecer. Pese el rebelde ser que entre redes eres. En veces eres hereje, en veces excelente, te embeleses.


Se ve que me temes. Se ve en el leve mecer del 
vente-detente, 
vente–detente, 
vente-¡Detente! 

Vete, entenderé…

Trece meses esperé…  

De repente, te dejé de ver.
De repente,
te besé
trece veces.


dbc