sábado, 18 de octubre de 2014

Fingimos una amistad.

Curioso,
ese anhelo que lleva a la inspiración.
Deseo que nace de tu ausencia.
Que busca, que crea,
que ingenia la forma de tenerte.
No soy Benedetti para tener una estrategia.
No hay plan, ni coartada.

Hubo valor,
hubo un tiempo en que la ingenuidad de la juventud justificaría cualquier intento.
La intención se podía disfrazar de inocencia.
Fingimos una amistad,
temerosa,
mentirosa.

Los amantes que no pudieron ser,
tal vez en otra vida,
en un mundo paralelo,
donde las distancias hacen puentes y no barreras,
y el tiempo favorece las circunstancias.

Ese instante que no pudo ser.
Como dos asíntotas,
se acercan pero nunca se tocan.

Todavía no se acaba la vida,
pero ya me gustas de lejos.

La mentira de la amistad,
la he comenzado a creer.

dbc




viernes, 3 de octubre de 2014

La vida

La vida te da música y con la música conciertos en los que miles y miles de personas pueden estar en la misma sintonía, pueden cantar la misma canción y por un instante sus vidas se congelan en ese momento en que la banda dirige y ellos son un coro monumental que produce un sonido a la vez, y la piel se enchina porque la vibra va en la misma dirección y todos son un mismo sentimiento.

La vida te da bosques y con los bosques, refugios, paraísos, aventuras, descubrimientos.  La vida te da arte y con el arte, sentimientos y con sentimientos, emociones que compartes con personas. La vida te da salud, y con la salud te da energía, actitud, adrenalina para dar más. Te da corazón, te da un alma que sale a flote cuando tu cuerpo ya no puede más.

La vida te da humanos, y con los humanos te da familia, y tu familia puede ser tu cielo, tu hogar o tu infierno, tu cruz, el sacrificio de un origen que quieres rechazar pero no puedes dejarlo atrás.  La vida te da amigos y con los amigos, hermanos, socios, compadres, fiestas, más aventuras y con suerte en algunas ocasiones con los amigos, la vida te da amores.  

Y en los amores, la vida te da todo.

Pero en otras ocasiones, muy frecuentes ocasiones, la vida te puede quitar la salud o los amores o convertir el cielo que era tu familia, en un infierno insufrible. En el sacrificio de un origen que quieres rechazar pero no puedes dejarlo atrás.  Y es en ese momento cuando los bosques se vuelven más verdes y el arte más necesaria.  La música  se convierte en una droga, un escape, el refugio en que te escondes cerrando los ojos y subiendo el volumen.

 Y los amigos se convierten en terapeutas, consejeros, animadores, comediantes si es necesario.

Pero al final, cuando ya no queda nada que hacer, cuando la vida se ha llevado todo y no encuentras consuelo en bosques, pinturas, libros, ni canciones. Cuando alguien ha dejado la vida, los amigos quedan como receptores de lágrimas, gritos, reclamos, resentimientos y en silencio extienden sus brazos.


 “…y no queda más que aceptar y perdonar a la vida por ser una injusta, por ser una puta, una perra malagradecida... pero también, no queda más que abrazarla porque es lo más precioso que tenemos y sin lo cual no hubiéramos conocido nunca la felicidad.” Fragmento de una carta, de una relación epistolar,  que por azares de la modernidad nunca ha tocado el papel.

dbc